El mundo del arte es un continuo hervidero de términos que intentan dar nombre a movimientos u obras con características similares, con el fin de diferenciarlas del resto o agruparlas en estilos. Desde finales del siglo XIX se produjo toda una eclosión en lo que a nuevos términos se refiere, pero en esta ocasión no nos remontaremos tan atrás y nos centraremos en un nuevo término artístico que se ha originado en la red de redes – Internet –.
En los últimos años se ha podido constatar una auténtica proliferación del uso de este término: ¡Hamparte!, en las redes sociales más importantes y utilizadas en el mundo. Solo con teclear esta palabra en Facebook, Twitter o Instagram, se pueden encontrar cientos de publicaciones en las que se hace referencia al mismo, pero… ¿Qué es el Hamparte?
Etimológicamente, Hamparte, es el resultado de la conjunción de Hampa – conjunto de maleantes, especialmente de los organizados en bandas y con normas de conductas particulares – y Arte. En pocas palabras, se podría decir que todo lo que no es Arte es Hamparte, aunque el trasfondo del término es mucho más complejo y profundo. El origen del término habría que buscarlo en la comunidad de Youtube y, más concretamente, en el canal de Antonio García Villarán, artista plástico con una dilatada y reconocida carrera, en la que destaca su interés por la docencia y su preocupación por el campo de la Teoría del Arte. Prueba de ello son sus artículos de pensamiento artístico y algunos de sus libros. Pero, quizá, el fenómeno o revolución hampartista no se entendería sin la repercusión de su canal de Youtube, en el que cuenta con más de 150.000 seguidores, todo un referente para el panorama cultural, sobre todo si tenemos en cuenta que un gigante como el Museo del Prado apenas alcanza los 30.000 seguidores.
La catalogación de Hamparte nace en un contexto histórico-social en el que el ascendiente elitismo o esnobismo artístico de las altas esferas, insiste en elevar a determinadas obras y artistas a las copas más altas del mercado artístico, alejándose del plano puramente estético, para beneficio de otros aspectos más etéreos o abstractos. No es ningún secreto que en las últimas décadas el mercado del arte se ha convertido en un terreno ideal para el lavado de dinero negro, tal y como sostiene Thomas Christ, miembro del consejo del Basel Institute on Governance.

Quizá, el paradigma del Hamparte sea Damien Hirst, el autor de los célebres puntos de colores sobre fondo blanco, que continuamente se ve envuelto en surrealistas polémicas. Sin embargo, la controversia que, a menudo, rodea su producción no ha repercutido en la cotización final de su obra en el mercado, ya que, ha conseguido superar y pulverizar todos los récords recaudando más de 140 millones de euros. Otros nombres como Wilfredo Prieto, Yoko Ono o José Dávila son otros de los recurrentes en la lista de hampartistas, pero también podemos encontrar referencias a artistas consagrados como Antoni Tàpies.
Para complementar la información anterior, les dejaré un documento de Calameo acerca del HAMPARTE y su proliferación en el ambiente artístico.
Bibliografía
José Antonio Castel, Junio 22 2018, Hamparte: El arte de no tener talento, https://www.lacamaradelarte.com/2018/06/hamparte-el-arte-de-no-tener-talento.html
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